Los primeros encuentros con la fotografía comenzaron durante los viajes que hacía con mis padres por el interior del país. Fue una Minolta mecánica, muy cuidada por mi padre, la que me ayudó a tomar mi primera foto. Papá me enseñó a medir la luz, a poner en foco y a disparar una foto. Pero siempre dirigida a ellos, a mis padres…
Cuando terminé el secundario y a modo de emancipación, decidí mirar más lejos, estudié cine y fotografía.
En el 2004 empecé a llevar en mi cartera una cámara LOMO, una cámara casi descartable, y el color se apoderó de mis ojos, como así también el azar. Volvieron los viajes y las fotos descontracturadas, la mirada fresca acompañada de un andar más seguro y sereno. Desde entonces, tomo fotografías a modo de juego con los que veo, camino por lugares elegidos, que interpreto porque los recuerdo, los conozco, los quiero: los campos de Buenos Aires son mi infancia, las playas de la costa atlántica , mi adolescencia; y Buenos Aires , la ciudad en la que elijo vivir hoy.
Reuní estas imágenes para ser miradas por otros, para ser interpretadas por nuevos ojos.
Espero que disfruten del viaje tanto como yo.